Agosto en Roma es sinónimo de vacaciones. Los romanos pasan todo el año soñando con este momento en el que hacen sus maletas y se van a disfrutar de la playa o la montaña.
Las muchedumbres, el tráfico, las colas son, en esta época, un recuerdo. Roma en agosto se queda vacía, solo los turistas y unos pocos autóctonos que no han podido escapar pasean por la ciudad.